domingo, 23 de octubre de 2011

De la olvidada naturaleza de la vendimia y sus bacanales.



Por los meses de marzo y abril, Curicó es vendimia. El viajero que arriba a estas tierras, o simplemente cruza por sus veredas con extranjero destino, ha de decodificar en su sistema sensorial, la frescura amarillenta de la vendimia. Es la piel tersa de la uva que flota su policromía inflando el día de aromas telúricos, sensuales, atávicos. Un arco iris de perfumes que  vuela desde los balcones de los álamos hasta las  ventanillas de los trenes en fuga;  aromas etílicos que aletean en la techumbre oxidada del otoño,  una sinfonía aromática que atraviesa delicada  la longitud rutinaria de la arquitectura de plazas y templos. Por estos días, la tierra morena y voluptuosa, se cambia faldas y camisas y se asoma generosa a las bodegas donde se recibe el racimo recién cortado del paisaje maulino y bucólico.


Reminiscencias dáctiles, afrodisiacas, exóticas, cabalísticas, recorren la foresta
otoñada en ancas del viento. El sol deja caer las últimas monedas del estío sobre el fruto redondo y adolescente. Es el milagro de la vida, es la música universal en la plenitud del pentagrama. Ritual sagrado que se repite mimético a través de los tiempos en aquellas campiñas que han sido benditas con la alucinación del sarmiento. Un rito ancestral, cuyo periplo, certificado por el rigor de la arqueología, data de la antigua cultura grecolatina. Herederos de la tradición filosófica ateniense, heredamos además el cultivo de la vid y sus abluciones. Recordemos o quizás, rescatemos, el origen hondamente religioso que alentaba el espíritu de las festividades de la vendimia, ritual carnavalesco que consideraba cuatro etapas relacionadas con el proceso de elaboración del vino: Oscoforias, leneas, antesterias y dionisiacas; esto es : poda, nacimiento de pámpanos, maduración y  vino, respectivamente. El vino vuluptuoso ligado a la divinidad : Dionisios,para los griegos, Baco para los romanos. Aún conservamos el sentido místico del vino en creencias religiosas contemporáneas..., sangre de Cristo...,corpus cristis.
La tradición cristiana, otorga al vino la denotación privilegiada de ser un nexo espiritual de la condición humana, con la condición divina. La comunión esencial hombre-divinidad.

La oración nos acerca a Dios, nos comunica directamente con Dios, la palabra como nexo o cordón umbilical; con la comunión, esto es con el vino -sumo telúrico - somos uno con Dios. La divinidad se revela en este acto de entrega mutua, amorosa y espiritual. Aceptamos a Dios y a la vez, nos ofrecemos a Él, que es espíritu.., unión de luz, glorificada en el vino.

¡¡ Oíd pues, incrédulos mortales, habitantes y transeúntes de este Curicó insomne, planetario…Recordad que en vuestras libaciones estáis aceptando a Dios !!

Vamos pues en alegre romería, a recorrer la campiña curicana. Disfrutemos del goce visual y sensual que nos brinda la incomparable época de vendimias.
Lleven bajo el brazo la lámpara poética de Omar khayyám, o el cañón temerario de Pablo de Rokha, o la delicadeza labial de Emma Jauch. Poesía para deshojar verso a verso en las copas pletóricas de la vid.
Salud hermanos.
Salud.

H. Zamorano

Actividades:
1.- Características presentes de un ensayo.
2.- Tipo de ensayo.
3.- Partes de un ensayo (introducción, argumentación, conclusión)
4.- Tema.
5.- Idea principal.
6.- Vocabulario.
7.- Comentario.

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